origen de la imagen:https://sfstandard.com/2024/10/16/confused-as-to-why-san-francisco-is-suing-the-epa-youre-not-alone/
En una noticia política peculiar, los abogados de San Francisco se presentaron ante el Tribunal Supremo el miércoles en relación a una demanda que la ciudad presentó contra la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA). El asunto en cuestión es si el regulador puede responsabilizar a la ciudad en términos generales por la calidad del agua, en lugar de por restricciones específicas sobre los contaminantes descargados. Los argumentos dependen de jerga legal compleja: solo los escritos de apertura y respuesta superan las 150 páginas. Sin embargo, el caso podría tener serias implicaciones para los residentes de San Francisco. El Fiscal de la Ciudad, David Chiu, ha liderado el esfuerzo, argumentando que si San Francisco no gana, podría tener que gastar $10 mil millones en mejoras de capital que tendrían un “impacto negligible” en la calidad del agua, pero efectos graves en los bolsillos de los residentes. Según Chiu, los usuarios podrían ver aumentar sus facturas de agua y alcantarillado de alrededor de $850 anuales a casi $9,000, un cambio que podría arrojar a miles a la pobreza. Aquí tienes lo que necesitas saber sobre el caso.
¿Por qué San Francisco está demandando a la EPA? ¿No se supone que somos defensores del medio ambiente?
San Francisco ha sido un campeón de algunas regulaciones medioambientales, pero esta lucha legal específica concierne a una pequeña parte del lenguaje en los permisos emitidos por la EPA que permiten a la ciudad descargar sus aguas residuales en la bahía y el océano Pacífico.
Los permisos prohíben las descargas que “causen o contribuyan a una violación de cualquier estándar de calidad del agua”, así como la creación de cualquier “contaminación, contaminación o molestia” tal como se define en la ley de California.
Las disposiciones en cuestión se llaman “prohibiciones genéricas” porque no especifican límites sobre la descarga de aguas residuales. San Francisco argumenta que estas son demasiado vagas y colocan a la ciudad en una posición difícil que la deja vulnerable a demandas privadas y a acciones de cumplimiento continuas por parte de la EPA.
Como lo expresó Dennis Herrera, el gerente general de la Comisión de Servicios Públicos de San Francisco: “La EPA básicamente dice: ‘No puedes contaminar demasiado, pero no te diremos qué es demasiado hasta que ya lo hayas hecho’. Eso es insostenible.”
¿Qué es lo que está mal?
Primero, debemos examinar cómo funciona la descarga de aguas residuales de la ciudad. San Francisco opera un sistema de desagüe combinado de aguas pluviales y aguas residuales que trata ambas fuentes de agua antes de descargarlas en la Planta Oceanside cerca del Lago Merced y la Planta Southeast en Bayview.
Durante fuertes lluvias, el sistema puede sobrecargarse y liberar agua sin tratar en el océano o la bahía. La EPA ha ordenado repetidamente a San Francisco que reduzca esta sobrecarga, señalando que existen ejemplos de aguas residuales inundando las calles y contaminantes como cobre, zinc y amoníaco terminando en la descarga.
La EPA y grupos medioambientales han demandado en el pasado a San Francisco por estas descargas de aguas residuales. Más recientemente, la EPA demandó a la ciudad en mayo en un tribunal federal por “sus fallas repetidas y generalizadas” para operar las plantas de tratamiento en cumplimiento con los permisos.
La ciudad enfrenta posibles penas civiles de más de $66,000 diarios por cada violación. San Francisco argumenta que la política de la EPA se extiende más allá de su autoridad regulatoria bajo la Ley de Agua Limpia, que permite al regulador imponer limitaciones sobre contaminantes en lugar de prohibiciones sobre la calidad general del agua.
Además, la ciudad cuestiona cómo la EPA mide el cumplimiento, utilizando la calidad de las aguas receptoras (la bahía o el océano) en lugar de rastrear lo que las plantas de descarga están realmente liberando.
Ellos sostienen que esto podría hacer que la ciudad sea responsable de problemas de calidad del agua que no tuvo parte en crear.
¿Qué dice la EPA?
El regulador argumenta (gran sorpresa) que sí tiene la autoridad legal para imponer estas prohibiciones genéricas, que dice son necesarias para controlar la calidad general del agua.
La interpretación de la EPA de la Ley de Agua Limpia permite cualquier limitación necesaria para cumplir con los estándares de calidad del agua.
Los estándares narrativos, en lugar de meras limitaciones de efluentes, pueden ser útiles, sostiene la EPA.
San Francisco ha sido demandada tanto por la EPA como por organizaciones privadas por aguas residuales sin tratar que se descargan en la Bahía durante tormentas.
¿Quién está del lado de San Francisco?
Dado que el caso tiene importantes implicaciones para los gobiernos locales, varias otras ciudades —incluyendo Nueva York, Washington y Boston— y servicios de agua se unieron a un breve amicus que apoya el argumento de San Francisco.
San Francisco también ha encontrado apoyo de grupos comerciales como la Asociación Nacional de Minería, la Federación Americana de Agricultura y los Fabricantes de Combustibles y Petroquímicos de EE.UU.
¿Cómo podría afectar esto a las facturas de agua de los residentes?
Chiu ha argumentado que para cumplir con los estándares existentes según lo estipulado por la EPA, se necesitarían aproximadamente $10.6 mil millones en proyectos de capital.
Eso haría que las facturas anuales de agua y alcantarillado promedio se dispararan a casi $9,000 para 2039, según un análisis de la Comisión de Servicios Públicos.
Chiu dijo que es una factura asombrosa de pagar, particularmente cuando estos tipos de descargas ocurren 10 veces al año o menos.
Los funcionarios del gobierno federal han argumentado que el sistema de alcantarillado está fallando y necesita mejoras.
¿Cómo podría resultar esto?
Durante los argumentos orales, los jueces parecieron estar divididos a lo largo de líneas ideológicas típicas.
El Presidente del Tribunal, John Roberts, y el Juez Brett Kavanaugh, ambos conservadores, indicaron apoyo a los argumentos de San Francisco, mientras que la Jueza Sonia Sotomayor, liberal, parecía ver méritos en la interpretación de la EPA de la Ley de Agua Limpia.
Parecía haber apoyo para una medida de compromiso en la que la EPA podría usar “prohibiciones genéricas” tras agotar esfuerzos para obtener información de las autoridades pertinentes.