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Robert Glasper miró a su banda antes de guiarlos hacia otra canción. La multitud estalló en vítores cuando comenzaron a tocar un riff familiar en el teclado. El público, al reconocer la melodía, unió sus voces en un zumbido emocionado que llenó el House of Blues. Glasper sonrió con su característica y juguetona sonrisa mientras se levantaba de su asiento, manteniendo la melodía con precisión casual en sus dedos. Vestido con un gorro tejido y una camiseta negra con “Black Radio” estampada en el frente, Glasper se veía relajado y como en casa.
El ambiente cambió cuando tomó su taza del teclado y caminó hacia el lado del escenario, dando señal al público para que lo acompañara. En ese mismo instante, la energía en la sala se disparó cuando Paul Wall irrumpió en el escenario. Los vítores se convirtieron en rugidos cuando el MC de Swishahouse se deslizó perfectamente en su verso de “Sittin’ Sidewayz”. Glasper, ahora actuando como un miembro del público, bailó en el lado del escenario mientras Wall se presentaba. Sonrió, bailó y levantó los puños como cualquier otro fanático, completamente inmerso en la música que tan a menudo eleva.
Robert Glasper lanzó “Black Radio” en 2012, un álbum que lo cementó como una fuerza innovadora en la música moderna. Desde entonces, su nombre se ha vuelto sinónimo de génio en la fusión de géneros. Ya sea colaborando con Brittany Howard, Q-Tip, Denzel Curry o Kendrick Lamar, el enfoque fluido de Glasper hacia la música se niega a encerrarse en una sola caja. A lo largo de la última década, su lista de premios ha crecido, incluyendo cinco premios Grammy, 11 nominaciones y numerosos proyectos colaborativos, incluido el soundtrack de “Miles Ahead” y la conmovedora banda sonora para el filme de Ava DuVernay.
El martes por la noche, el nativo de Houston regresó a su ciudad natal para presentarse ante un público repleto. La velada no fue simplemente un concierto; fue una celebración de la música en todas sus formas. Glasper no es solo un pianista de jazz; es un coleccionista de tradiciones musicales afroamericanas: jazz, hip-hop, R&B, gospel y soul. Cada influencia estuvo en plena exhibición, cosida juntas de manera perfecta durante su actuación.
Ese martes por la noche, Glasper demostró su habilidad para entrelazar éxitos familiares de tantas maneras. En un momento, transformó “Make It Happen” de Mariah Carey en un jam lento y lleno de ritmo, combinándolo con “In The Air Tonight” de Phil Collins. En el siguiente instante, mezcló “Cherish the Day” de Sade con “Them Changes” de Thundercat sin esfuerzo. Cada transición fue un recordatorio del respeto de Glasper por la tradición y su capacidad para hacer que lo viejo suene nuevo.
El momento más espiritual de la noche llegó cuando Glasper accedió a las raíces gospel de gran parte de la música estadounidense, tocando las teclas como si fuera el líder de un coro de domingo por la mañana. Al interpretar “Why We Sing” de Kirk Franklin, los miembros de la audiencia respondieron instintivamente, levantando las manos al aire como si estuvieran en una iglesia. Por un breve momento, el House of Blues se transformó en un santuario de sonido mientras la audiencia levantaba sus voces.
Pero Glasper no había terminado de rendir homenaje a sus raíces. Una vez más, saludó a su crianza en Houston al invitar a Trae tha Truth. Juntos, interpretaron el éxito de Trae de 2006, “Swang”. Mientras el set de Glasper se arraigaba en el jazz, era imposible ignorar su profunda conexión con el hip-hop. A lo largo de los años, sus álbumes han presentado homenajes al fallecido J Dilla, así como colaboraciones con íconos del rap como Common, Snoop Dogg y Lupe Fiasco.
La actuación de la noche del martes destacó ese vínculo, ya que Glasper lideró una versión extendida y conmovedora de “Prototype” de André 3000. Glasper continuó con su versión de “How Much a Dollar Cost” de Kendrick Lamar. La belleza sombría del original adquirió nueva vida bajo el arreglo de Glasper: delicado, meditativo y haunting. Mientras la audiencia escuchaba en casi completo silencio, quedó claro que la canción resonaba tanto emocional como musicalmente. La combinación de las teclas de Glasper y la narrativa de Lamar se sintió casi trascendente: un recordatorio del poder de la música para reflejar verdades más profundas.
Para Robert Glasper, el regreso a Houston no fue solo una mirada hacia el pasado, sino también hacia el futuro. Celebrando la riqueza de la música afroamericana mientras continúa empujando sus límites. Ya sea improvisando acordes gospel, rindiendo homenaje a leyendas del hip-hop o invitando a héroes locales como Paul Wall y Trae tha Truth a su escenario, Glasper una vez más demostró por qué sigue siendo una fuerza innovadora en los mundos del jazz y hip-hop.